Seis se han ido, sin seis me quedé.
Pensé en unirlos, en cortarlos, resumirlos, sintetizarlos…, pero nada da resultado. Es tan difícil sacar adelante una lectura de ellos.
Y el último…, el sol golpeando mi cama, donde me resistía, y maldormía horas y horas; el sol golpeando mi mesa, dónde papeles y más papeles me condenaban. A mi alrededor, el caos y el desorden que hablan mucho mejor de mí que mis rancios bien.
Poco a poco, corté los cables que me unían a mi entorno que cada vez se me presentaba más ajeno. Un día corté el último, el más doloroso… Me deshice, me pulvericé, y vomité tantas lágrimas y mocos que sólo podía contar los ratos en que mi rostro estaba seco y sereno.
Y cuando menos lo esperaba, ocurrió: la metamorfosis empezó, con todas sus fases. Mariposas, polillas, más o menos colores, más o menos pelos, sé qué es lo que quiero, sé quién soy, sé qué voy a ser, sé lo que puedo, conozco el juego y quiero estar en él.
Seis años después de cerrar el primero y el segundo, llegó el momento de cría cuervos tercero.
(A3)
“no podéis poner precio a mi dolor, no podéis poner precio a mi placer, no tenéis poder” (Golpe de Suerte - Sólo los Solo)
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